Una mala noche

Corren cerca de las tres de la mañana, ni un alma se ve alrededor, la penumbra es acompañada por la ligera neblina, sobre el suelo se forma una fina capa de nieve, los pocos árboles se les ve cristalizados por el frío, el viento sopla inclemente rugiendo poderoso.

Gabriel sale por un corredor que desemboca en una calle lateral al palacio, el coche espera al frente de la entrada principal con el mozo durmiendo dentro. Gabriel va herida del hombro derecho, la mordida de Gallaguer es profunda se le puede ver parte del tejido muscular, la sangre brota en hilos de la lesión goteando  por sus delgados dedos dejando un leve rastro de su líquido vital hasta el carruaje.

La mujer herida sube a la parte trasera de la diligencia, coge al mozo de la solapa y lo arroja fuera mientras exclama:

-¡Llévame a pasear por ahí!- Cubre su cuerpo con una capucha ocultando así la mordida.

-Sí, en seguida ¿Dónde quiere que la lleve?- Se levanta atontado y asustado por el despertar tan abrupto.

-No sé, sorpréndeme-  Murmura mientras abriga su rostro bajo la negra capa, solo se ve la mitad de su rostro, sus labios pálidos entreabiertos dejan ver sus voraces colmillos.

El criado sube veloz al frente del vehículo, conduce a las afueras de la ciudad; la vegetación es más densa conforme se adentran a lo despoblado, el camino es sinuoso y atropellado, el coche se mueve para todos lados por las piedras del camino y los hoyos que hay. Gabriel hace un mohín de molestia y musita:

-Estúpido criado, debí traer a Anthuan- De repente vocifera al mozo -¡¡¡Detente!!!- Empuja la puerta con enfado –Eres un imbécil, espérame acá- Camina alejándose entre los árboles.

El lacayo obedece sin chistar. La silueta de Gabriel se camuflajea en la noche por la capa, parece un fantasma, tiene la costumbre de susurrar cuando está enfurecida:

-Gallaguer es un atorrante, sabe que lo necesito por eso abusa, pero ya vera, le arrancare esa mascara que tiene por cara- Tiene deseos de matar para desahogar su frustración.

Sus pasos la han guiado a una solitaria hacienda, todo luce apacible; al ver unas ovejas sonríe traviesa:

-Con ustedes me divertiré-

Una a una les arranca la cabeza como si se trataran de muñecos de papel, abre la panza de los infelices animales dejando a flote las tripas:

-Esto no es lo mismo- Expresa decepcionada.

El olor dulce de una doncella llama su atención:

-Te tengo- Camina a la casa principal de la hacienda, el olor que satura su nariz la guía a la ventana donde una bella chica que dormía plácidamente.

De un salto Gabriel irrumpe en la habitación de la chica, un estruendoso ruido rompe el silencio de la noche al ceder el vidrio de la ventana fragmentándose. Actúa rápidamente, cuando la chica grita la invasora ya está frente al dulce olor de la jovencita, con la mano derecha desgarra su camisón dejándola semi desnuda, los labios de Gabriel se fruncen en una mueca que parece una sonrisa y piensa:

-Te despojare de esos hermosos senos a mordidas- Encaja sus colmillos en la firme piel de la muchacha.

El ruido de la puerta al romperse interrumpe a la victimaria, el bramar del cañón rezumba con eco en la noche, un arma fuego es detonada, perdigones rozan a Gabriel arrancando parte de su capa:

-Es demasiado por hoy, no tengo ganas de lidiar con esto- Hace un gesto de hastío y sale así como entro, es muy rápida para la vista humana.

Fuera de la casa, se aleja con singular velocidad:

-Esta noche ha sido un desastre-

Llega a donde la espera el mozo abordando el carruaje:

-Llévame a casa-

En la mansión Mayfair Anthuan ya ha puesto a Vladimir en una de las habitaciones principales, el mayordomo limpia su rostro de la sangre, cura sus golpes, observa su boca frente al espejo la cual ahora luce una dentadura incompleta:

-Ese animal, de no ser porque mi adorada niña lo protege, le daría arsénico. Donde vuelva a tocarme lo mataré- Balbucea mientras coloca su dedo en su boca para analizar con detenimiento donde perdió sus piezas dentales, toma agua para enjuagar la sangre y la escupe. Se acicala arreglando el cabello cano, de uno de los cajones toma otros lentes para remplazar los rotos. Va al cuarto de Gabriel a preparar su acostumbrado baño, sabe que ella no tarda en volver.

El carruaje se detiene al frente de la casona Mayfair, Gabriel entra colérica hasta su cuarto, sin mediar palabra con Anthuan se desnuda y sumerge en la tina tiñendo de rojo el agua, la ropa de la demente está llena de lodo y sangre, además estar rota por lo sucedido en la arrebatada noche. Con forme trascurren los minutos, Gabriel se va serenando, la herida del hombro sana lentamente. Anthuan solo está ahí, de pie, estoico, espera que ella inicie la conversación, el baño le ha despejado de lo vivido. Más tranquila sale del agua la cual se desliza por su pálida piel hasta el suelo:

-¿Alimentaste a Hinata y a Vladimir?- Cuestiona mientras se pasea desnuda frente Anthuan.

-Sí, el señor Vladimir ha despertado- Sigue el cuerpo femenino con la mirada, nota las magulladuras en la piel de la mujer y la tremenda mordida en el hombro –¿Qué le sucedió?-

-Necesito que mandes una carta a Gallaguer- Ignora la pregunta de su mayordomo –Donde le pidas que busque a los contactos de aristócratas que tiene acá, es importante tener aliados con poder sobre el ganado ¿Has sabido algo de Nin?-

-Mande a unos mensajeros a Noruega, con dinero y ropa para la señorita Nin, lo último que me informaron es que se cree que devastaron una comunidad, un hecho extraño destruyo el pueblo junto con sus habitantes-

-Entiendo, ahora vete y has temprano lo que te dije de la carta a Gallaguer-

Anthuan sale cerrando la puerta tras de él.

Muy lejos de ahí, en Noruega un par de mensajeros buscan rastros de los dos forajidos, hacen preguntas sobre ellos pero parece que nadie sabe. Viajan con las pertenencias de Nin y una fuerte cantidad de dinero para ella, recorren los caminos en busca de la pelirroja.

 

 

By Gabriel

 

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Comentarios: 1
  • #1

    juan guzman herrera (martes, 29 octubre 2013 10:30)

    algo enredado pero entretenido